En lo callado de la noche nació el pecado, tenue voz pidiendo a gritos ser escuchada, un beso la silenció, entre caricias quedó desarmada.
Entregaron la piel a la pasión, suaves roces alentando a más, pidiendo más, no sería suficiente hasta no culminar, sin fuerza, sin aliento.
No cruzaron miradas, no hubo palabras tiernas, todo fue en silencio, hasta la conciencia se rindió, vencida se entregó al placer de la pasión.
Viajaron juntos en un viaje sin retorno, consecuencias, quién lo sabe, la vida es asi, día a día, sin reproches, sin beso de despedida.
Ana E. Hinojosa
Espíritu de escritor, alma poeta.