Cuando el tiempo fue reducido a nada y las barreras de lo físico y la distancia dejan de tener significado, el tiempo se reduce a cero.
Cambias la versión antigua y dejamos de medirlo en minutos o segundos. Ahora solo vale besos, sonrisas, y miradas.
Nada contamina la pureza de un diamante, las perlas naturales no nacen de la noche a la mañana. Y un lazo como el nuestro no fácilmente se desata.
Este día, entre lo contidiano de tu visita, sin saberlo, sin planearlo, trajiste un equipaje de arcoiris, de ideas y sobresaltos. Y dejaste tras de ti, en tiempo cero, un poco de esa luz que tanto había extrañado.
Ana E. Hinojosa
Espíritu de escritor, alma de poeta.