Contemplando la belleza del mar pareciera que en el mundo no existe maldad. Le resto un poco de velocidad al reloj de la rutina diaria y me escapo a recobrar fuerzas para seguir andando y valor para seguir viendo los noticieros y sus catastrofes. Despues de un dia de maravillarme con la union perfecta del cielo y el mar regreso a casa simplemente feliz y renovada.
Ana E. Hinojosa