Parece de cuento de adas, no es como el resto que lo rodea, los había visto en fotos y postales, pero nunca tan cerca.
Cuando paso por la calle me detengo y contemplo su belleza, esta del otro lado de la cerca, no puedo alcanzarle, solo contemplar su grandeza.
Lo declaro mío aunque no lo tenga,
muchas cosas son lejanas y aún así nos pertenecen por amor y convicción, y él es una de esas.
Quisiera recostarme bajo sus ramas y ver el cielo a través de ellas, entonces si podría decir que veo la vida color de rosa, completamente bella.
Mi árbol rosa, el de la acera de enfrente, tan cerca, tan distante, como muchas otras cosas, que no son mías, que no son de nadie, y aún así, su belleza nos pertenece a todos.
Ana E. Hinojosa